Casa Anwandter‍‍‍

Nuestra hermosa casa patrimonial fue levantada en los años 30, durante una época de desarrollo para la ciudad en la cual se levantaron edificios emblemáticos como el Casino y Teatro municipal. Era de la familia alemana Anwandter que además le da nombre al pasaje donde se ubica hoy. A continuación presentamos información resumida de una de las familias alemanas más influyentes en la historia de Chile.

Carlos (Karl) Anwandter Fick (Luckenwalde, Prusia, 8 de abril de 1801 – Valdivia, Chile, 10 de julio de 1889), colono y empresario germano.

Trabajó como aprendiz en una farmacia y después ingresó a la Universidad de Berlín donde obtuvo el título de farmacéutico de primera clase en 1825. Se trasladó a vivir a Calau. Sus ideas y actividades políticas le valieron su elección como diputado de la Dieta Prusiana en 1847, y la Asamblea Provincial en 1848, y la alcaldía de Calau. Participó en la Revolución de 1848 en Alemania. Debido a esto y a sus principios liberales y republicanos, opuestos al absolutismo prusiano, lo llevaron a contemplar la emigración.

Existía información sobre la intención del gobierno de chileno de poblar sus regiones del sur por la acción del enviado del estado chileno Bernhard Philippi y del privado Franz Kindermann, junto a las numerosas cartas que empresarios como el inglés Aquinas Ried enviaban desde Valparaíso para promover la inmigración alemana.

El 29 de junio de 1850 parten 85 emigrantes y 11 tripulantes en el velero “Hermann” desde el puerto de Hamburgo con numerosos problemas y quejas por la empresa que los asesoró en el viaje. El velero arribó a Corral el 12 de Noviembre de 1850, después de un viaje de 156 días sin escala en ningún puerto.

Emigró a Valdivia en la ciudad de Corral en 1850 a bordo del velero, donde destaca como líder del primer contingente de colonos enviados por Bernardo Phillipi.

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Al llegar, encontraron a un país de naturaleza exuberante, de b0sques tan frondosos como los alemanes, construcciones del puerto y más tarde las de la ciudad de Valdivia.

Anwandter recita su conocido discurso de compromiso en un español lo más seguro aprendido durante la travesía gracia a Friedrich Wilhelm Döll: Seremos chilenos honrados y laboriosos como el que más lo fuere. Unidos a las filas de nuestros compatriotas, defenderemos nuestro país adoptivo contra toda agresión extranjera con la decisión y la firmeza del hombre que defiende su patria, a su familia y a sus intereses. Nunca tendrá el país que nos adopta por hijos. Motivos de arrepentirse de su proceder ilustrado, humano y generoso.

En 1851 funda la Cervecería Anwandter en la Isla Teja en Valdivia, que hacia 1870 ya ocupaba a más de 50 obreros y producía 700.000 litros de cerveza al año, además trabajó como boticario. Entre otras cosas fundó en Valdivia la Primera Compañía de Bomberos "Germania" el 1 de marzo de 1852, el Club Alemán en 1853, el club de musical de canto, una biblioteca, un cementerio, el Colegio Alemán mixto en 1858, el cual hoy lleva su nombre (Instituto Alemán Carlos Anwandter), siendo uno de los primeros profesores y director.

Así, a pocos meses de su llegada había comenzado cuatro grandes negocios: la casa de la Isla teja, Arique con los terrenos cultivables que dejó a Körner, la farmacia y la Cervecería, apoyándose en la pequeña fortuna que había traído desde Alemania.

En 1855, la cervecería Anwandter era ya una pequeña industria que alcanzaba una producción anual de 100.000 litros. Como la empresa prosperó, junto a sus hijos trajo desde Alemania maquinaria moderna que incrementaron la producción, derivando en el establecimiento de oficinas de venta en Concepción, Valparaíso y Santiago. Llegó a ser en su momento la fábrica de cerveza más grande de Chile. Es importante destacar su constante humildad y sencillez, pues a pesar de que llegó con una suma importante de dinero y que gracias a sus negocios aumentó hasta ser en 1882 una de las 59 familias más ricas de Chile.

El colegio se caracterizó por ser laico, impartir clases básicas para una educación de calidad y formar con ello a personas responsables, respetuosas, éticas y buenas ciudadanas.

La carencia de una línea religiosa fue superada con clases de ética dictadas por el mismo Anwandter, quien fue además profesor y director del establecimiento por muchos años. Su obra más querida, y a la que le dedicó la última parte de su vida en totalidad, tenía como fin la formación de personas íntegras. Más que exitosas, buenas.  Para ello, puso todo su empeño, estuvo en cada uno de los procesos que se vivieron, puso su corazón y todos los medios de los que poseía para que este gran proyecto diera los frutos que esperaba. Donó su herbario, armó el jardín con árboles de su propia casa, hizo del colegio su segundo hogar, y trató de que lo fuera también para sus alumnos ys sus familias. Por eso, contrató a los mejores profesores desde Alemania, asesorándose de su amigo el pastor Müller, quien fue su mano derecha en este negocio en el viejo continente.

Tuvo 6 hijos casado 28 años con doña Emilie Fähndrich, quien luego falleció en enero de 1853, Carlos Anwandter contrajo matrimonio en segundas nupcias con doña Emmy Muhm, 28 años menor y que no le dio más hijos.

El 10 de julio de 1889, a las 11:00 hrs. de la noche, víctima de una afección renal fallece a los 88 años en su casa de la isla Teja. La muerte lo sorprendió de la mejor manera en que podía hacerlo, pues a pesar de estar completamente ciego, alcanzó a dejar todo en orden. Pudo apreciar los beneficios que produjeron en la sociedad cada una de sus obras, alcanzó a disfrutar su éxito y a mostrarse como siempre fue, humilde y presto a brindar su ayuda a quien lo necesitara.

La tristeza invadió al pueblo, tanto alemán como chilenos. Recibió en su sepultura muestras de cariño de todos los que alguna vez tuvieron relación con él, ya sea directa o indirectamente. La marcha fúnebre recorrió desde su casa por el jardín hasta su tumba, ubicada en el cementerio familiar de la Isla Teja. La cantidad de gente que se reunió para despedirlo fue enorme, el coro del colegio alemán, todos los bomberos de la compañía que ayudo a formar vestidos de gala impecable, todas las autoridades de la provincia y el pastor de Valdivia realizaron discursos emotivos y profundos en su memoria. En Santiago, así como en el resto del país, los alemanes se preocuparon de hacer pública la noticia de la muerte de este hombre cuyos méritos lo hacían merecedor.

En 1916 la familia Anwandter accede a vender su empresa a la CCU, que logra mantener funcionando la fábrica hasta 1960, año en que el terremoto destruye gran parte de las instalaciones. Este hecho, sumado a la aguda depresión en que cayó la ciudad de Valdivia a partir de ese momento, probablemente obligó a la CCU a cerrar esta industria, orgullo para la ciudad y el país. Años después, la empresa donó los terrenos de su ex-cervecería a la Universidad Austral de Chile.

Bergantín Hermann

Instituto Alemán Carlos Anwandter

Primera Compañía de Bomberos "Germania" de Valdivia